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3 consejos útiles para reconocer las enfermedades de las plantas a partir de las hojas

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Las hojas de las plantas son un importante señalizador de enfermedades y diversas afecciones en las especies vegetales. Como tales, merecen ser objeto de atención constante por parte del agricultor.

Pero, ¿cuáles son los principales signos de detección? ¿Y cómo podemos reconocer las enfermedades de las plantas a partir de las hojas?

En esta guía, hemos intentado resumir los principales consejos a seguir y las acciones a emprender en caso de que haya síntomas de posibles enfermedades: descubrámoslos juntos.

Observar las manchas y decoloraciones de las hojas

El primer consejo en el que queremos centrarnos es también el más común y obvio: La presencia de manchas y decoloraciones en las hojas puede ser a menudo el primer signo de una enfermedad.

Sin embargo, no todo el mundo sabe que la diferente coloración de las manchas y decoloraciones puede proporcionarnos información valiosa sobre la salud de la planta.

Manchas marrones

Las manchas marrones en las hojas, si tienen bordes bien definidos y un centro más claro, pueden ser la tarjeta de visita dela antracnosis, una enfermedad fúngica causada por diversos patógenos. Por desgracia, es una enfermedad bastante persistente que puede causar daños muy graves a la planta. Para combatirla, es necesario eliminar rápidamente las hojas afectadas y desinfectar las herramientas utilizadas cada vez que se corten, para preservar las partes sanas. A continuación, se pueden utilizar productos a base de cobre o azufre, o triazoles y propiconazol.

Si las manchas marrones tienen los característicos anillos concéntricos, podría tratarse de alternariosis, una enfermedad causada por el hongo Alternaria solani: daña las hojas con lesiones angulosas que acaban por arrugarlas y provocar su muerte, infectando las hojas vecinas. Para combatirla pueden utilizarse fungicidas a base de cobre mezclado con azoxistrobina y difeconazol.

Por último, si las manchas marrones tienen forma circular, borde oscuro y centro gris, podría tratarse de cercosporiosis, una afección que afecta a todas las cucurbitáceas pero, con especial intensidad, a la sandía, el melón y el pepino. Determinada por la cercospora, un género de hongo ascomiceto, se ataja con el uso de fungicidas e -indirectamente- mediante prácticas de cultivo como rotaciones y eliminación de residuos vegetales infectados, seguidas de laboreo profundo y desinfección de las semillas.

Puntos negros

En el caso de las manchas negras en las hojas, el principal culpable es la fumagina, una enfermedad que crea una capa negra pulverulenta en la superficie de las hojas. Causada por el desarrollo de hongos saprofitos sobre sustratos de carbohidratos en la superficie de las plantas, es necesario eliminar los huéspedes indeseados con productos específicos para eliminarla. En el caso de la cochinilla, es aconsejable utilizar aceite de linaza y jabón suave para disolver la melaza y deshacerse del hongo. Si, por el contrario, la causa son los pulgones, suele bastar con jabón blando.

Otra enfermedad señalada por las manchas negras es la roña, una afección causada por los hongos Diplocarpon o Marssonina en el caso de las plantas ornamentales, o Venturia para las plantas frutales. Su presencia se indica mediante manchas negras aterciopeladas que pueden volverse costrosas. Para hacer frente a esta afección conviene proceder a una poda regular de las hojas, para permitir que se filtre el aire y la luz, limpiando la planta de hojas caídas. Es importante actuar con prontitud, eliminando las partes afectadas y utilizando productos antifúngicos específicos.

Otra afección patológica que presentan las manchas negras es la septoriosis, que genera pequeñas manchas oscuras circulares rodeadas de un halo amarillo. Causada por Septoria, un género de hongos ascomicetos de la familia Mycospherellaceae, se trata con fungicidas foliares específicos.

Manchas amarillas

Las manchas amarillas también pueden ser un indicador de enfermedades frecuentes. Entre ellas está la clorosis férrica, que provoca un amarilleamiento general de las hojas (las venas permanecen verdes). El tratamiento de esta afección puede realizarse mediante la aplicación de sustancias químicas acidificantes como el sulfato de hierro o el sulfato de amonio. También se encuentran en el mercado abonos orgánicos compuestos de azufre, hierro, leonardita y un buen contenido de sustancia orgánica. También hay que mencionar el mildiú velloso, una afección que empieza con manchas amarillas que luego se vuelven marrones, a menudo acompañadas de un moho blanquecino en el envés. Para combatirlo se recomiendan fungicidas como la mandipropamida, el cimoxanil y el fosetil aluminio, junto con productos a base de cobre como el oxicloruro de cobre y el hidróxido de cobre.

Por último, las manchas amarillas podrían ser un indicador del virus del mosaico, llamado así porque produce un patrón de mosaico característico de zonas amarillas y verdes en las hojas. Las intervenciones específicas, como el ácido bórico o el uso de productos a base de cobre, pueden evaluarse positivamente.

Manchas blancas

En el caso de las manchas blancas, en la mayoría de los casos podría tratarse de oídio (mancha blanca), que forma una pátina pulverulenta blanca en la superficie de las hojas. Suele combatirse con fungicidas a base de azufre o hidrogenocarbonato sódico, que también son útiles contra el mildiu y la roña. También se mencionan en esta categoría los aleurodos , que dejan manchas blanquecinas debido a sus secreciones: las moscas blancas pueden contrarrestarse limpiando las plantas con jabón vegetal de citronela.

Las manchas blancas también pueden ser un síntoma de moho gris(Botrytis), una afección que empieza con manchas blanquecinas que se vuelven grises y se pudren con el paso de los días. Los tratamientos recomendados son cobre, azufre, bicarbonato sódico, extracto de cola de caballo, extracto de propóleo, aceite esencial de tomillo o canela.

Manchas rojas y violetas

Por último, las hojas también pueden verse afectadas por manchas rojizas y violáceas, lo que podría ser un signo de deficiencia de fósforo, que puede causar esas decoloraciones, sobre todo en el envés. También puede tratarse de antocianosis, que provoca enrojecimiento por estrés térmico o hídrico, o incluso de enfermedades bacterianas: algunas formas pueden manifestarse como manchas rojizas o burdeos.

Ten en cuenta, sin embargo, que la misma enfermedad puede presentar coloraciones diferentes en distintas fases de desarrollo y que las condiciones ambientales (humedad, temperatura, exposición al sol) pueden influir en la aparición de las manchas. Por lo tanto, también hay que tener en cuenta otros factores, como la forma de las manchas, su distribución en la planta y la velocidad de propagación, para un diagnóstico preciso.

Comprueba la consistencia y la forma de las hojas

Basándonos en lo anterior, un segundo consejo que podemos dar a nuestros lectores es que comprueben la textura y la forma de las hojas.

En efecto, una hoja sana debe estar turgente y conservar su forma natural. Si, por el contrario, las hojas aparecen arrugadas, ampolladas o deformadas, puede deberse a una infestación de insectos o a una enfermedad vírica.

Si luego las hojas se vuelven quebradizas y secas en los bordes, también podría tratarse de un problema de riego o de estrés ambiental. Por último, si las hojas se vuelven blandas y acuosas, podría ser indicio de una infección bacteriana en curso.

Pero, ¿cómo reaccionar?

Nos gustaría señalar que, como todos los tratamientos, los remedios contra las hojas blandas o secas deben ponderarse según la condición específica y el tipo de planta afectada por este problema.

Por ejemplo, una hoja blanda podría ser el resultado de un riego demasiado frecuente, que hace que el agua se acumule en las hojas, ablandándolas. Para evitar este fenómeno, o para poner remedio, lo mejor es regar la planta sólo cuando lo necesite, observando las indicaciones para el tipo de planta específico.

Si, por el contrario, las hojas están secas, el problema podría ser el contrario, con una situación de deshidratación que puede corregirse regando el suelo con más frecuencia o utilizando suplementos de tierra.

Control de la progresión de los síntomas

Para cuidar bien tu planta es muy importante observar cómo se desarrollan los síntomas con el tiempo y en qué partes de la planta aparecen por primera vez.

Por ejemplo, si el problema empieza en las hojas más viejas y luego se desplaza hacia arriba, podría tratarse de una carencia nutricional, como la de nitrógeno. Si, por el contrario, los síntomas aparecen primero en las hojas más jóvenes, podría indicar una carencia de otros nutrientes, como el calcio.

También es útil controlar la velocidad a la que se propagan los síntomas, porque ayuda a distinguir entre los problemas ambientales (que tienden a afectar a toda la planta a la vez) y las enfermedades infecciosas (que se propagan gradualmente).

Para facilitar la presentación, hemos creado tablas de divulgación para una referencia práctica.

Empecemos con un vistazo a la información que puede obtenerse observando la progresión de la enfermedad según la localización.

Desde los márgenes hacia el centro de la hoja Puede tratarse de una carencia de potasio, que provoca amarilleamiento y necrosis a partir de los bordes de la hoja, o de un exceso de salinidad, que provoca quemaduras a partir de los bordes de la hoja. La Phytophthora también tiende a generar podredumbre que avanza desde los bordes y luego procede a la parte central de la hoja.
De abajo a arriba de la planta También hay varias causas del empeoramiento de la enfermedad desde la parte inferior a la superior de la planta. En este caso podría tratarse de una carencia de nitrógeno, que hace que las hojas amarilleen empezando por las más viejas, o de una carencia de magnesio, que empieza por las hojas basales. También podría ser un indicio de fusarium, que causa precisamente el amarilleamiento y el marchitamiento que progresa desde la parte inferior.
De arriba abajo de la planta Las causas también pueden ser diferentes si la enfermedad se propaga de la parte superior a la inferior de la planta. Puede tratarse de una carencia de calcio, que provoca prioritariamente la deformación de las hojas apicales jóvenes, así como de una carencia de boro, que favorece la muerte de la vegetación superior. Por último, puede tratarse de una virosis, cuyo mosaicismo suele comenzar por las hojas más jóvenes.

En cambio, en esta tabla intentamos comprender qué información podemos obtener sobre el estado de salud de la planta basándonos en la velocidad de progresión de la enfermedad.

Rápido (24-48 horas) Una rápida aceleración de los síntomas de la enfermedad es típica de los daños por heladas o calor. En el primer caso, suele producirse un ennegrecimiento inmediato de los tejidos, mientras que en el segundo habrá un marchitamiento repentino. También es posible que un deterioro tan rápido esté causado por el pythium, y que la podredumbre de la raíz provoque un rápido colapso de la planta.
Moderada (1-2 semanas) El deterioro moderado de la planta puede estar causado por el mildiú velloso, el oídio o la alternariasis. Como hemos señalado en párrafos anteriores, los síntomas son, respectivamente, la propagación de manchas en condiciones húmedas, la expansión del moho blanco y la progresión de lesiones necróticas en las hojas.
Lenta (más de 3 semanas) Esta progresión lenta de la enfermedad puede estar causada por deficiencias nutricionales graves, virosis, con manifestación progresiva en mosaico, o bacteriosis.

Por último, también se puede obtener información útil mediante elanálisis de los patrones y modelos de difusión, que nos muestran cómo se propagan la enfermedad y sus síntomas visibles en la planta.

Uniforme Si la enfermedad se propaga uniformemente por toda la planta, podría estar causada por estrés ambiental (temperatura, humedad), problemas radiculares o deficiencias nutricionales establecidas.
Manchado Los síntomas de las enfermedades manchadas suelen ser consecuencia de enfermedades fúngicas, ataques de insectos o infecciones bacterianas localizadas.
En los sectores El deterioro de las plantas de los sectores suele deberse a problemas vasculares, podredumbre parcial de las raíces o daños mecánicos localizados.
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